viernes, 7 de octubre de 2011

Repaso de Anatomía

En mis años de práctica en fisioterapia he podido constatar que cuando el paciente entiende lo que estamos trabajando, qué músculos u órganos estamos utilizando y qué queremos conseguir, el trabajo es mucho más provechoso y efectivo.


Por eso considero  importante que la persona que decide practicar el Método Pilates, debe tener un conocimiento por lo menos básico de anatomía y de los músculos que está trabajando, así durante los ejercicios los podrá visualizar mentalmente y conseguirá un movimiento bien hecho y de calidad.


Con el Pilates trabajamos en dos tipos de músculos: los músculos estabilizadores y los músculos globales movilizadores. 

Los músculos estabilizadores son aquellos que como su nombre lo dice, nos ayudan a estabilizar el cuerpo durante el trabajo de los músculos movilizadores. Por lo general los músculos estabilizadores son cortos por lo que no producirán rangos de movimientos amplios, mientras que los músculos movilizadores son largos y son los que utilizamos para realizar movimientos amplios y de desplazamiento. 



En el Método Pilates tomamos principal atención en fortalecer el grupo de músculos estabilizadores de la región lumbo-pélvica, conformado por los músculos: diafragma; transverso abdominal; el oblicuo abdominal; multifidus lumbar y el complejo de músculos del suelo pélvico. Estos los trabajamos en cada ciclo respiratorio que realizamos, en cada espiración (cuando sacamos el aire de los pulmones) contraemos estos músculos de manera consciente y deliberada, no notaremos ningún movimiento pero sí una tensión en toda el área del core o centro, a partir de esa condición podremos realizar todo tipo de movimientos con los músculos movilizadores que por lo general se encuentran en las extremidades. Este trabajo en conjunto es lo que nos da esos movimientos estilizados y elegantes que vemos en el Pilates y lo que es más importante con un mínimo de riesgo de producirse lesiones.



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